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Muchos padres y
madres nos preguntamos e incluso nos
angustiamos a la hora de decidir la
manera de ayudar a nuestros hijos e hijas
con los deberes escolares. Somos por un
lado conscientes que nuestros hijos a
veces nos requieren para realizar estas
tareas y, por otro lado no sabemos hasta
qué punto es conveniente influir sin
entorpecer la programación del maestro.
Para
empezar, debemos pensar que los deberes
no deben ser una forma habitual de
proyección escolar. Debemos pensar que
nuestros hijos en proporción sienten
tanta fatiga al terminar la jornada
escolar como nosotros al concluir
nuestros trabajos fuera o en casa. El fin
del trabajo supone el comienzo del ocio,
y esto es algo tan consustancial a la
persona como la propia actividad. Es una
práctica poco recomendable por tanto
solicitar o presionar a los maestros de
nuestros hijos a que encarguen cada día
trabajo extra para casa.A veces algunos
padres y madres medimos la eficacia de un
profesional de la enseñanza por la
capacidad de éste a rellenar hojas y
hojas de ejercicios extras. Nada más
lejos de la realidad.
El trabajo para casa
debe cumplir en todo caso estas
condiciones:
-
Debe ser
complementario y no sustitutorio
del trabajo del aula. Normalmente
un trabajo de ampliación o
refuerzo de lo ya hecho en clase
y dominado suficientemente por el
alumno.
-
Debe tener un
carácter más lúdico que
tedioso. Aprender divirtiéndose.
Evitar las actividades
repetitivas y poco creativas.
-
Debe estar
convenientemente dosificado para
que no suponga un tiempo
excesivo. En ningún caso debe
evitar el relax y el juego en el
niño o niña.
Dicho ésto, ¿qué
debemos hacer cuando nuestro hijo trae
trabajo a casa? En primer lugar comprobar
que domina las actividades a realizar,
que ya han sido trabajadas en clase. Un
planteamiento erróneo del niño puede
ser perjudicial para su aprendizaje. En
segundo lugar no ayudar directamente. Es
necesario dotar de autonomía al hijo o
hija. Lo contrario creará niños
dependientes en exceso. Sólo debemos
limitarnos a aclarar dudas sobre el
planteamiento técnico del ejercicio y no
sobre su resolución.Podemos aportar
posibles estrategias para ayudar a
resolver los problemas, no ayudar a
resolverlos; podemos hacer comprender lo
erróneo de algún planteamiento, pero es
preferible que el error sea después
corregido por el profesor. Así se lo
debemos indicar. Creo que estás
equivocado, pero es mejor que se lo
preguntes a tu profesor.
Y sobre todo, no
pensar que la ausencia de deberes es un
mal planteamiento de las clases. Si no me
cree, llévese cada día montones de
trabajo a casa y dedique tres horas
extras o más a resolverlos. Eso es lo
que su hijo o hija sentirá con sus
deberes.
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