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 EL PROBLEMA DE LA OBESIDAD
La obesidad y el sobrepeso ha merecido la atención de los especialistas sanitarios. ésto ha supuesto la investigación sistemática en multitud de estudios al respecto en los últimos tiempos. La imagen televisiva del policía obeso en EEUU, del niño obeso o del ama de casa obesa en el país de la comida rápida ha ocultado en alguna medida la propia realidad que ahora está aflorando en las investigaciones en marcha.

Se ha dicho que la obesidad tiene que ver con la característica genética y que por tanto poco o nada se puede hacer por evitarla si no van los remedios encaminados hacia la manipulación genética. Esto desde luego tiene mucho de verdad, sin embargo no lo es el todo en la obesidad. También los componentes medioambientales ynfluiyen y mucho en el sobrepeso. En el llamado ya "estudio de Cuenca" y que constituye el primero que se ha realizado con todas las garantías en nuestro país se desprende que aunque el componente genético no ha cambiado en los niños de Cuenca, en cambio en los últimos diez años sí se ha producido un importante aumento en los niveles de obesidad.

¿Cómo saber si se padece de sobrepeso u obesidad? El estudio de Cuenca sigue los estandars internacionales al respecto, lo que le aporta una credibilidad homologable, alejando cualquier duda al respecto. La masa corporal (cociente que resulta de dividir el peso en Kg entre su talla en centímetros elevada al cuadrado) es la que marca el criterio. Si la masa es menor de 25, estaría la persona en cuestión en un peso adecuado. Entre 25 y 30 podríamos pensar en un sobrepeso. Si se excede de 30 estaría en un supuesto de obesidad.

Si consideramos que en EEUU los niveles de sobrepeso de los escolares está en torno al 16,5 %; el 16,9% en el Reino Unido, en el 10% en Italia y entre el 7 y 16% en Holanda, el que España presente una tasa del 26 al 30% aproximadamente nos aproxima al problema en su dimensión.

El "estudio de Cuenca efectuado entre el 1992 y 2002 sobre una amplia población escolar sitúa la tasa en torno al 26%.

Algunas conclusiones provisionales hablan de que dado el supuesto que los niveles de colesterol han disminuido en los niños de estas edades y que por tanto cabe suponer que las familias controlan de una forma más rígida y eficaz los factores alimenticios de sus hijos, no sucede sin embargo en el caso del sedentarismo, que ha aumentado con el nuevo estilo de vida. Niños y niñas más estáticos, con mayores periodos de tiempo de trabajo sentado, con juegos de videoconsolas en los que no es necesario correr ni saltar y con una adición importante a la televisión, puede darnos la pista de lo que hacer en los próximos tiempos para prevenir el problema, será necesario fomentar el deporte, el ejercicio físico en nuestros niños y niñas.

Si tenemos en cuenta que la obesidad en los niños y adolescentes es superable con una alta fiabilidad,y que no sucede lo mismo con las personas adultas obesas, que requerirán en la mayoría de los casos de la cirujía para salvaguardar su salud, cobra más sentido estos programas de prevención.

No es, por tanto conveniente crear angustias innecesarias en nuestros escolares y adolescentes haciéndoles pensar que su sobrepeso u obesidad sea una enfermedad y que pueda crear un rechazo social hacia este colectivo, que incluso pueda provocar o ayudar situaciones de anorexia o bulimia (patológica o no). Es necesario actuar con sentido común, con programas preventivos controlados y con la mentalización y suficiente información de los padres y educadores. Los estudios de los próximos años deberán confirmar lo correcto del uso de estas medidas.

     
 
 
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