La
hemorragia externa es una pérdida abundante de sangre
a través de una herida en la superficie del cuerpo.
Toda pérdida importante de sangre puede provocar una
caída de tensión arterial o colapso. Las señales de
este colapso de la circulación de la sangre
son:
sensación
de malestar, de frío y angustia, palidez, sudoración
y pulso difícil de percibir o que cuando se percibe
es muy rápido. Un colapso puede provocar la muerte.
Toda persona que lo sufre necesita un tratamiento de
urgencia, en el sitio en que se encuentra, realizado
por personal especializado en primeros auxilios.
¿Qué
hacer?
En caso
de hemorragia
externa, el comportamiento que hay que observar es
siempre el mismo: presionar sobre la herida, recostar
a la víctima, solicitar la ayuda de un medico o una
ambulancia. Si se puede, se debe llamar al teléfono
de emergencias 112.
1.
Presionar sobre la herida. En caso de hemorragia
externa, presionar enseguida sobre la herida que
sangra, utilizando uno o más dedos, si la herida no
es muy grande; o con la palma de la mano si la herida
es más grande.. Para eliminar el riesgo de contagio,
colocar entre la mano y la herida un paño
limpio (pañuelo, toallita...) o mejor aún, un trozo
de gasa estéril. Generalmente la hemorragia se
detiene desde el momento en que se presiona sobre la
herida y mientras se mantiene la esta acción manual.
De lo contrario, será necesario la compresión de la
arteria. La compresión manual debe sustituirse por un
un vendaje compresor. Puede ser un vendaje ya
preparado (apósito hemostático), con trozos de gasa
fijadas firmemente con una venda, o bien, a falta del
mismo, un vendaje improvisado, hecho, por ejemplo,
usando un paño limpio y una cinta ancha. Para que la
hemorragia cese del todo, el vendaje compresor debe
colocarse bien apretado. Si el vendaje se pone rojo o
sangra, se debe ajustar aún más o doblarlo. Si la
compresión manual puede ser eficaz, no hay razón
para que no lo sea también el vendaje compresor. Hay
que evitar apretar demasiado si la herida está
localizada en una extremidad para evitar que se
enfríe y se ponga violácea. Si es posible, hay que
mantener levantada la extremidad de la herida.
2.
Recostar a la víctima. Para evitar un colapso, o
para limitar sus consecuencias, la víctima de una
hemorragia debe estar siempre recostada boca arriba.
Esta posición facilita la circulación de la sangre
entre el corazón y el cerebro. Además, para evitar
que el herido coja frío, es preciso cubrirlo con una
mant. Por último, hay que tranquilizarlo, para que no
se angustie y empeore así su estado.
3.
Llamar a la ambulancia o al 112. No debemos nunca
transportar nosotros mismos a un herido al hospital,
sobre todo si ha perdido mucha sangre. Los movimientos
durante el transporte pueden interrumpir el flujo de
sangre al corazón. En este caso el corazón se
"desactiva" como bomba: es el paro
cardíaco. Se debe por tanto llamar a una ambulancia.
Este
artículo no tiene la intención de sustituir la
opinión del médico. Está obtenido de folletos y
tiene intenciones divulgativas.
|